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GLOSARIO

Órbita

Fractura orbitaria


Las fracturas orbitarias se pueden encontrar aisladas o asociadas a otras fracturas faciales
Cuando afectan solamente las paredes, respetando el reborde orbitario se denominan fracturas puras
Se han propuesto 2 teorías (para tipo blowout): conducción ósea e hidráulica
Los signos clínicos más frecuentes para una fractura de piso tipo blow out en adultos son: equimosis periorbitaria y hemorragia subconjuntival.
5% de los adultos con traumatismo craneoencefálico tienen fracturas orbitarias, y la mitad de ellas requerirán intervención quirúrgica.
Su resolución depende de los síntomas asociados y el tamanio de la misma. Los tratamientos pueden ir desde observación hasta reconstrucción de la fractura con distintos materiales.
Las indicaciones quirúrgicas más comúnmente utilizadas son:
• Diplopía en ortoposición
• restricción a la supra o infraducción dentro de los 30 grados de la visión primaria.
• Confirmación radiológica de fractura mayor del 50% de la pared afectada.
• Enoftalmos mayor a 2mm o cosméticamente inaceptable para el paciente.

Tumores Orbitarios


Existen muchos tumores que tienen su origen en la órbita, conocidos como tumores orbitarios primarios. Su origen proviene de las diversas estructuras contenidas dentro de la órbita, tales como vasculares, linfoides, nerviosas y mesenquimatosas. Algunos ejemplos de turmores primarios son hemangioma, linfoma no-Hodking, tumores inflamatorios, meningioma y glioma del nervio óptico.

Debido a que la órbita se encuentra en proximidad anatómica con otras estructuras como los senos paranasales, la bóveda creanal, la conjuntiva, las estructuras lagrimales, párpados y el ojo, hacen que la invasión secundaria sea una causa común. Los tumores secundarios más comunes son los mucoceles, carcinoma de células escamosas, meningioma, malformaciones vasculares, carcinoma de células basales, entre otros.

Cabe mencionar que la órbita es un sitio anatómico en donde se pueden encontrar tumores metastásicos, particularmente el adenocarcinoma de pulmón y mama.

Celulitis Orbitaria


• No es común pero es una condición importante que puede tener complicaciones sistémicas y oculares serias.
• Signos más frecuentes
– Motilidad ocular limitada
– Proptosis
– Quemosis
– Hiperemia conjuntival
– Fiebre y leucocitosis (sugerentes)
– Pérdida de la visión
– DPA
– Falta de distinción de colores
• Un retraso en el tratamiento puede resultar en morbilidad significativa incluyendo:
– Síndrome del apex orbitario (oftalmoplejia externa e interna, ptosis, sensación corneal disminuida y pérdida de la visión)
– Trombosis del seno cavernoso
– Parálisis de N. craneales
– Meningitis
– Formación de abscesos intracraneales
– Muerte
Su atención y tratamiento antibiótico y quirúrgico son de especial importancia para una resolución favorable.

Evisceración y enucleación


La evisceración ocular es un procedimiento quirúrgico que consiste en extraer el contenido del globo ocular (córnea, cristalino, úvea, vítreo y retina) preservando la esclera y la inserción de los músculos extraoculares a esta. Durante el procedimiento se inserta en la esclera un implante orbitario para preservar el volumen, y posteriormente se adapta una prótesis ocular (cascarilla ocular) para la rehabilitación estética. Está indicada en ojos sin pronóstico visual y sin percepción de luz por diversas razones, que exista riesgo de daño al ojo contralateral o complicaciones en otros órganos si no se realiza, y una vez se hayan agotado las posibilidades de salvar el órgano. Algunas indicaciones son: ojo ciego doloroso, endoftalmitis muy severa que no responde al manejo inicial o con extrusión espontánea del contenido intraocular, traumatismos del globo ocular con pérdida de la anatomía entre otros.

La enucleación ocular es un procedimiento quirúrgico que consiste en extraer por completo el globo ocular, incluida la esclera, desinsertando los músculos extraoculares de la esclera y cortando el nervio óptico en su porción intraorbitaria, se preserva la cápsula de Tenon, la conjuntiva y los párpados. Durante el procedimiento se inserta un implante orbitario o injerto dermograso para preservar el volumen y posteriormente se adapta una prótesis ocular (cascarilla ocular) para la rehabilitación estética. Su indicación principal es tumor maligno intraocular incluso en ojos con visión.

Rehabilitación de cavidad anoftálmica con prótesis ocular.
Ambas son consideradas cirugías mutilantes en las cuales el globo ocular debe ser vaciado (evisceración) o retirado por completo incluyendo parte del nervio óptico (enucleación). Cada una tiene sus indicaciones.
Evisceración:
• Ojo ciego doloroso de causa no tumoral
• Ptisis bulbi (mejorar cosmesis)
• Trauma que no se puede reparar
• Ulceración corneal que no se puede reparar
• Endoftalmitis que no responde a tratamiento
• Infecciones intraoculares que no responden a tratamiento
• Buftalmos

Enucleación:
• Tumor intraocular
• Trauma ocular que no se puede reparar
• Ojo ciego doloroso de casua no tumoral

En cualquier caso es importante dejar un implante orbitario para la adecuada rehabilitación postquirúrgica y para que en caso que se coloque una prótesis, esta tenga mejor proyección y movimiento.

Enfermedad distiroidea de la órbita


La enfermedad de Graves u oftalmopatia tiroidea es una enfermedad autoinmune que afecta principalmente a pacientes femeninos jóvenes generando inflamación y expansión de la grasa orbitaria y desplazamiento ocular subsecuente (proptosis) aunque sus manifestaciones pueden ser múltiples incluyendo ojo rojo, lagrimeo, sensación de basura, fotofobia, dolor, visión doble e inclusive ceguera (más frecuentemente en pacientes arriba de la quinta década de la vida). Si bien la oftalmopatía suele estar precedida por un cuadro de hipertiroidismo, es frecuente observar diversos estados tiroideos en los pacientes. Algunos de los factores de riesgo más importantes para el desarrollo y progresión de esta enfermedad son el tabaquismo y el uso de yodo radioactivo. Su diagnóstico es clínico corroborándose con diversos estudios como pruebas de función tiroidea con anticuerpos, tomografía computada y campo visual.

Su tratamiento depende del grado de afección (severidad) y actividad inflamatoria. Los esteroides sistémicos y lubricantes oculares representan una opción eficaz aunque los anticuerpos monoclonales empiezan a posicionarse entre las opciones terapéuticas más novedosas . El manejo multidisciplinario entre oftalmólogo, endocrinólogo y reumatólogo representa la mejor forma de evitar complicaciones graves asegurando una resolución de la enfermedad más rápida y con menos secuelas.